Lidl despide a una gerente por reorganizar horarios durante una huelga: la justicia la respalda

La trabajadora, con 25 años en la empresa, gana la batalla legal: ¿represalia o exceso de celo empresarial?
¡Atención, trabajadores!
Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha dado un varapalo a Lidl: la cadena de supermercados despidió a una gerente sustituta por reorganizar horarios durante una huelga, y ahora deberá readmitirla o indemnizarla con 57.000 euros.
Desde Alerta-Trabajo nos preguntamos: ¿estamos ante una represalia encubierta o un ejemplo de cómo la justicia aún puede frenar ciertos abusos laborales?
Los hechos: reorganización de horarios en plena huelga
La protagonista de esta historia es una gerente sustituta con más de 25 años de trayectoria en Lidl.
Durante una huelga en la tienda de Usurbil (Gipuzkoa), modificó los horarios de varios empleados, con la intención de adaptarse a la falta de personal.
La empresa consideró este acto como una falta muy grave y procedió a despedirla.
Sin embargo, el tribunal no lo ve así: no hubo intencionalidad de perjudicar la huelga ni beneficio personal.
La medida se tomó en un contexto de urgencia y desorganización, sin que la trabajadora tuviera experiencia previa en ese rol directivo.
La sentencia: despido improcedente y advertencia para Lidl
La justicia ha dictaminado que el despido fue desproporcionado.
Lidl puede ahora optar por readmitir a la trabajadora o indemnizarla con 57.000 euros, una cifra significativa que pone en entredicho las prácticas disciplinarias de la empresa.
El tribunal destaca que:
La trabajadora no actuó con mala fe.
Su actuación no perjudicó gravemente a la empresa.
Se trató de una reacción en un contexto de caos organizativo.
¿Un caso aislado o una estrategia encubierta?
Desde Alerta-Trabajo vemos este caso como una señal preocupante.
¿Se está castigando a trabajadores con décadas de antigüedad por intentar mantener a flote el negocio durante situaciones complicadas?
¿Es esta la respuesta de las grandes empresas ante cualquier gesto que se salga del protocolo?
La presión de las huelgas, la falta de personal y la precariedad generalizada están llevando a los trabajadores a tomar decisiones difíciles.
Lo que antes era considerado compromiso, ahora puede ser interpretado como desobediencia.
Conclusión: una victoria legal, pero una advertencia clara
La sentencia representa una pequeña victoria para la clase trabajadora, pero también una advertencia sobre el poder disciplinario de las grandes empresas.
En Lidl, y en muchas otras multinacionales, parece que ayudar a mantener el funcionamiento no siempre es valorado, sino castigado.