La era del "contrato basura premium": más trabajo, menos derechos

Los nuevos contratos indefinidos ocultan trampas que permiten despidos baratos y autoexplotación
Durante años, los contratos temporales fueron la gran pesadilla de los trabajadores en España. La última reforma laboral pretendía poner fin a la precariedad imponiendo más contratos indefinidos, pero la realidad es que las empresas han encontrado nuevas estrategias para despedir barato y hacer que los empleados trabajen más por menos.
Las cifras lo confirman: mientras que el número de contratos indefinidos ha aumentado, las condiciones laborales no han mejorado como se esperaba. La clave está en los nuevos trucos legales que permiten a las empresas seguir explotando a los trabajadores sin que, técnicamente, sean temporales.
El truco del contrato "indefinido con despido barato"
Uno de los métodos más utilizados por las empresas es ofrecer contratos indefinidos con cláusulas abusivas que permiten despedir a los empleados con indemnizaciones ridículas o inexistentes. Aunque en apariencia se trata de empleo estable, en la práctica los trabajadores pueden ser despedidos de un día para otro con compensaciones irrisorias.
Además, muchas empresas han descubierto que pueden forzar la renuncia de los empleados simplemente aplicando políticas de presión extrema: cambios constantes en las condiciones de trabajo, incremento de la carga laboral sin compensación y exigencias inalcanzables.
Objetivos imposibles y despidos encubiertos
Otro truco cada vez más común es el uso de objetivos de rendimiento inalcanzables. Se promete a los empleados un salario atractivo basado en incentivos, pero luego se establecen metas que muy pocos pueden cumplir.
Si el trabajador no logra alcanzar los objetivos (algo diseñado para que sea imposible), la empresa justifica su despido por bajo rendimiento y se ahorra pagar indemnización. Este método se ha convertido en la forma perfecta para deshacerse de empleados sin consecuencias legales.
El periodo de prueba eterno
Aunque la ley establece que los contratos indefinidos tienen un periodo de prueba de seis meses en empresas grandes y dos en pequeñas, muchas compañías han encontrado formas de extender este periodo de manera informal.
Los empleados son sometidos a evaluaciones constantes, con la amenaza de que si no "cumplen las expectativas", serán despedidos. En algunos sectores, se ha normalizado despedir a los trabajadores justo antes de que termine el periodo de prueba, para luego reemplazarlos por nuevos empleados y repetir el ciclo.
Contratos "indefinidos" con condiciones de autónomo
Otro método que se ha popularizado es la falsa contratación indefinida de trabajadores que, en la práctica, operan como autónomos. Se les exige que tengan una flexibilidad total, que trabajen sin horarios y que cumplan con responsabilidades que normalmente serían de un empresario, pero sin los derechos de uno.
Muchos empleados aceptan estos contratos sin leer la letra pequeña y acaban en situaciones de autoexplotación, sin posibilidad de reclamar horas extra, sin indemnización por despido y sin estabilidad real.
El contrato indefinido ya no es garantía de estabilidad
La reforma laboral vendió la idea de que la proliferación de contratos indefinidos supondría el fin de la precariedad. Sin embargo, la realidad demuestra que las empresas han adaptado sus estrategias para seguir despidiendo sin consecuencias y exigiendo más a sus trabajadores sin mejorar sus condiciones.
Hoy, un contrato indefinido no garantiza estabilidad, derechos ni protección frente a abusos. Los trabajadores deben leer cada cláusula con lupa, exigir transparencia y denunciar las trampas que los convierten en empleados desechables.