Los Responsables de Facto: los que mandan sin contrato, sin sueldo... y con mucho ego

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viernes, 11 de abril de 2025

En cada centro de trabajo hay uno. O varios. No tienen el cargo, pero actúan como si lo tuvieran.


Los “responsables de facto” que reparten tareas, corrigen a los compañeros y hasta imponen su criterio.
Sin galones, sin nómina de jefe, pero con el ego por las nubes.
Son los famosos “falsos líderes”, “mandones sin galones” o los más conocidos por el pueblo trabajador como “chupacargos”. No están en el organigrama. No tienen contrato como encargados. Pero ahí están, pegados a la figura del jefe o encargada oficial como una lapa, absorbiendo autoridad sin asumir ninguna responsabilidad real.


¿Quién les ha dado ese “poder”? Nadie. O casi nadie.


La realidad es que muchas veces el propio encargado delega ciertas funciones en ellos, para no mancharse las manos, para no tener que bajar al barro.
Les da permiso para controlar al resto, para mirar por encima del hombro, para levantar la voz.
Pero a la hora de los marrones… el falso encargado desaparece.
No mandan, pero mandan.
No cobran, pero se creen jefes.


Estos personajes se alimentan de dos cosas:


  1. Cercanía al poder: se sienten especiales porque “el jefe confía en ellos”.
  2. Evasión de trabajo real: cuanto más mandan, menos hacen.

Y lo peor es que esa posición les permite aprovecharse del miedo, del silencio o del cansancio de los demás.
Estos personajes son como los actores secundarios que se creen protagonistas porque el director los deja improvisar una escena. Pero al final, no tienen ni guion, ni sueldo, ni estrella en la puerta.

Los llamamos con muchos nombres, pero el daño es el mismo


“Responsables de facto” — suena fino, pero es una forma elegante de decir: yo hago de jefe, pero si algo sale mal, no es mi culpa.
“Chupacargos” — se pegan al poder como garrapatas, para creerse algo más de lo que son.
“Alfiles” — como en el ajedrez, se mueven en diagonal para no comerse el problema de frente, pero siempre a la sombra del rey o la reina.


Basta ya de cargos fantasmas.


Si mandas, que conste en contrato.
Si lideras, que se te reconozca.
Y si no tienes galones, no asumas tareas que solo sirven para dividir a tus compañeros y reforzar al jefe.

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