Comisaría en ruinas: policías en Torrelavega trabajan entre goteras, moho y abandono institucional

Los agentes de la Policía Local de Torrelavega están hartos. Después de más de diez años denunciando el estado tercermundista en el que trabajan, la situación sigue exactamente igual: goteras, techos cayéndose, vestuarios indignos y duchas inutilizables.
Mientras el Ayuntamiento gasta millones en remodelaciones para edificios administrativos, los policías que garantizan la seguridad en la ciudad se ven obligados a trabajar en condiciones que rozan lo inhumano.
Una comisaría en ruinas: ¿negligencia o castigo?
Las imágenes hablan por sí solas: techos resquebrajados, filtraciones que empapan expedientes policiales y duchas que llevan años sin funcionar.
Pero no es solo una cuestión de estética o comodidad. Aquí se está poniendo en riesgo la seguridad y la operatividad de los agentes:
- Humedades y filtraciones constantes, que pueden generar problemas estructurales.
- Techos a punto de derrumbarse, poniendo en peligro la integridad del personal.
- Vestuarios en condiciones indignas, sin duchas operativas y con espacio insuficiente.
- Taquillas inadecuadas para guardar armas de fuego de forma segura.
- Zona de atención al público en estado deplorable, sin privacidad ni condiciones dignas para los ciudadanos.
La pregunta es inevitable: ¿por qué el Ayuntamiento de Torrelavega ha decidido ignorar durante más de una década a su propia policía?
Dinero hay, pero no para la policía
Mientras tanto, la administración sigue derrochando dinero en otros proyectos, demostrando que los fondos existen, pero no para quienes arriesgan su vida a diario.
Los agentes denuncian que:
- Otras sedes municipales han sido reformadas sin problema, pero la comisaría sigue en ruinas.
- Las promesas de traslado o rehabilitación han sido incumplidas una y otra vez.
- La falta de inversión en seguridad laboral está afectando la moral de los agentes.
Movilización en marcha: los policías dicen basta
Después de años de paciencia, los efectivos de la Policía Local de Torrelavega han dicho basta. Han iniciado movilizaciones para exigir soluciones inmediatas.
No quieren más excusas, no quieren más promesas vacías. Quieren trabajar en un entorno digno, sin miedo a que un techo se les caiga encima o que una filtración inunde los despachos.
Los agentes han dejado claro que si la administración sigue ignorándolos, intensificarán sus protestas.
Y lo peor es que, si no se actúa pronto, la comisaría de Torrelavega podría ser escenario de un accidente grave.
Conclusión: ¿hasta cuándo seguirán ignorando a quienes nos protegen?
Es inaceptable que una ciudad como Torrelavega trate a su policía como trabajadores de segunda, obligándolos a desempeñar su labor en un entorno insalubre y peligroso.
La seguridad de los agentes y de los ciudadanos está en juego, y la administración no puede seguir escondiendo la cabeza bajo tierra.
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