Dentix: el “rescate” que solo salva a los de siempre

Miles de pacientes y trabajadores siguen desamparados tras el rescate millonario de Dentix
Mientras los grandes fondos de inversión celebran, miles de pacientes y empleados siguen esperando una solución real. El caso Dentix es el perfecto ejemplo de cómo la justicia y el dinero pueden caminar de la mano… dejando atrás a los de siempre.
Una historia de abandono y silencio
En 2020, Dentix —la cadena de clínicas dentales low cost que prometía sonrisas para todos— bajó la persiana de un día para otro. El resultado fue devastador: tratamientos dentales a medias, ahorros perdidos y cientos de trabajadores en la calle sin previo aviso ni indemnización. Cinco años después, vuelve a sonar el nombre de Dentix: un acuerdo judicial y 74 millones de euros del fondo KKR reactivan la empresa, pero ni una palabra para los miles de afectados. Para el presidente de los dentistas, esto no es un rescate: es mercadeo con bata blanca.
El negocio de la sonrisa… sin escrúpulos
Dentix se montó sobre un modelo de franquicias y préstamos fáciles, donde la prisa por crecer dejó fuera el control y la protección de los pacientes. Sin regulación clara, valía todo: publicidad agresiva, créditos imposibles y tratamientos eternos. ¿El resultado? Clínicas fantasma, deudas y sonrisas rotas. El Consejo General de Dentistas lleva años pidiendo intervención urgente para que no se vuelva a jugar con la salud bucodental de miles de familias.
¿Y los trabajadores? Invisibles, una vez más
Para el personal de Dentix, el “rescate” ha sido solo un titular: ni indemnizaciones, ni empleo, ni disculpas. Lo que deberían ser derechos laborales, se han quedado en el limbo. Un caso más en el que los números de los fondos pesan más que las vidas de quienes levantan la persiana cada mañana. Nadie ha movido ficha para evitar que la historia vuelva a repetirse.
Es hora de cambiar las reglas del juego
Dentix no puede volver a pasar. Si no se regula ya el sector de las clínicas dentales, las víctimas seguirán sumándose. Los intereses de los fondos de inversión nunca pueden ir por delante de los pacientes y los trabajadores. Basta de excusas.