Barajas Bajo Sospecha: Caos, Plagas Y Riesgos Laborales En El Aeropuerto Más Importante De España

Trabajadores denuncian condiciones insalubres y una gestión que prioriza la imagen internacional por encima de su salud
El escaparate turístico de España se cae por dentro
El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas es, para muchos, la puerta de entrada a España. Pero lo que el viajero no ve es lo que miles de trabajadores viven cada día: entornos insalubres, estrés crónico y una gestión que actúa tarde, mal o nunca.
En la Terminal 4, la joya de la infraestructura aeroportuaria española, se están reportando situaciones graves que afectan directamente a la salud física y mental de su personal. Plagas de chinches, falta de limpieza en áreas sensibles, turnos sobrecargados y una creciente sensación de abandono marcan el día a día de los empleados.
Riesgos biológicos y estrés laboral: una combinación explosiva
Desde hace semanas se ha documentado la aparición de plagas en zonas clave del aeropuerto, como vestuarios, pasillos de tránsito interno y espacios comunes de descanso. Estas condiciones incumplen cualquier normativa básica de seguridad e higiene laboral.
A ello se suma una sobrecarga de trabajo constante, provocada por la falta de personal en servicios esenciales como limpieza, handling, transporte interno o mantenimiento. La presión es tal que cada vez son más frecuentes las bajas médicas por ansiedad, agotamiento y episodios de tensión entre turnos.
Gestión ineficaz y respuestas a destiempo
Las medidas adoptadas por la entidad gestora del aeropuerto, AENA, han sido insuficientes y reactivas. A pesar de las denuncias, no se han implantado planes estructurales que garanticen entornos seguros, saludables y respetuosos con los derechos laborales.
Los protocolos de actuación se activan una vez el conflicto estalla, pero no existe una vigilancia preventiva real ni canales internos eficaces que protejan al personal antes del colapso.
La desconexión entre las instituciones y la realidad laboral
Ni el Gobierno central, ni la Comunidad de Madrid, ni la dirección del aeropuerto han ofrecido hasta ahora una intervención integral que revierta esta situación crónica. La falta de coordinación entre instituciones se traduce en una pasividad alarmante.
Mientras tanto, quienes garantizan la operatividad de uno de los nodos logísticos más importantes del país trabajan con miedo, incertidumbre y en condiciones que comprometen su dignidad.
Si la base se tambalea, el modelo se hunde
El aeropuerto de Barajas no puede seguir operando como si nada mientras su personal está expuesto a riesgos sanitarios, psicosociales y organizativos.
Una infraestructura moderna no se mide por sus vuelos o su arquitectura, sino por el trato que reciben quienes la hacen funcionar.