La reducción de jornada: ¿Regalo envenenado del gobierno a los trabajadores?

miércoles, 5 de marzo de 2025

El Gobierno presume de una medida "histórica" al reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales, pero ¿quién pagará realmente el precio de esta decisión apresurada? Todo apunta a que serán los propios trabajadores los que sufrirán las consecuencias de una reforma mal planificada.

El espejismo de las 37,5 horas

Mientras el Gobierno se jacta de mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ignora deliberadamente las advertencias de expertos y empresarios:

• BBVA Research estima una pérdida de 0,8 puntos porcentuales en el crecimiento del empleo anual.

• La CEOE advierte de un coste de 23.000 millones de euros para las empresas.

• Cepyme alerta sobre una posible pérdida de 30.600 millones en actividad económica.

¿Dónde queda la promesa de mejorar la vida de los trabajadores cuando el fantasma del desempleo acecha?

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El Gobierno, en su afán por titular, ha ignorado las diferencias entre grandes corporaciones y pequeñas empresas. Son precisamente estas últimas, el verdadero motor de la economía española, las que más sufrirán:

• Menor capacidad para absorber el aumento de costes.

• Riesgo real de cierre y, por ende, de destrucción de empleo.

• Presión insostenible para mantener la productividad con menos horas.

El trabajador: de beneficiario a víctima

La ironía es palpable. Una medida supuestamente diseñada para beneficiar al trabajador podría convertirlo en la principal víctima:

• Congelación salarial para compensar el aumento de costes.

• Pérdida de beneficios y flexibilidad laboral.

• Mayor estrés por la presión de mantener la productividad en menos tiempo.

• Y lo más grave: el riesgo real de perder el empleo.

Una reforma a destiempo y mal ejecutada

En su prisa por apuntarse un tanto político, el Gobierno ha ignorado las voces que pedían prudencia:

• No se ha considerado una implementación gradual.

• Se ha pasado por alto la necesidad de diferenciar por sectores y tamaños de empresa.

• Se ha desvinculado la reducción de jornada de los aumentos en productividad.

El verdadero coste de la improvisación

Esta medida, lejos de ser el avance laboral del siglo, podría convertirse en un lastre para la economía y los trabajadores españoles. El Gobierno, en su miopía política, ha lanzado una reforma que podría tener consecuencias devastadoras a largo plazo.

Es hora de que el Ejecutivo reconsidere su enfoque y escuche a quienes realmente conocen el tejido empresarial español. De lo contrario, serán los trabajadores quienes paguen los platos rotos de esta improvisación gubernamental.

La reducción de la jornada laboral es una meta noble, pero su implementación requiere de una planificación cuidadosa y realista. Algo que, lamentablemente, brilla por su ausencia en esta reforma.

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