Las jóvenes igualan sueldos con los hombres, pero su carrera se frena a los 30

La igualdad salarial entre hombres y mujeres en España sigue siendo un espejismo. Aunque los datos más recientes muestran que las mujeres menores de 25 años ganan lo mismo que sus compañeros masculinos, la realidad cambia drásticamente a medida que cumplen 30 años. En ese punto, su desarrollo profesional se frena en seco, y con ello, sus oportunidades de ascenso y mejora salarial.
¿Real igualdad o un engaño estadístico?
El dato de que las jóvenes de menos de 25 años cobran lo mismo que los hombres podría interpretarse como un avance en materia de igualdad. Sin embargo, los expertos advierten que esta aparente equidad se debe más a la precariedad laboral que a una conquista real.
En los primeros años de vida laboral, la mayoría de los trabajadores tienen sueldos bajos y contratos temporales, por lo que las diferencias de género en salario aún no son tan evidentes. Sin embargo, con el paso del tiempo, los hombres empiezan a recibir aumentos salariales y promociones, mientras que las mujeres se quedan atrás.
El “muro de los 30”: la gran barrera para las mujeres trabajadoras
Según el estudio, la brecha de género explota a partir de los 30 años, y la principal razón es la maternidad.
Las empresas siguen penalizando la maternidad, a pesar de los avances legislativos en conciliación laboral. Una mujer que decide ser madre a los 30 años se enfrenta a más dificultades para ascender o negociar aumentos salariales. En muchos casos, sufre lo que se conoce como "el castigo silencioso":
Menos oportunidades de ascenso en comparación con sus compañeros hombres.
Sueldo estancado por largos periodos de tiempo.
Mayor carga de trabajo no remunerado, ya que muchas terminan asumiendo responsabilidades domésticas y de cuidado de los hijos.
¿Y los hombres? Sus carreras siguen avanzando sin obstáculos. A los 30 años, empiezan a ocupar puestos de mayor responsabilidad, con salarios más altos y mejores condiciones laborales.
Un mercado laboral diseñado para hombres
El problema no es solo la maternidad, sino la estructura del mercado laboral, que sigue beneficiando a los hombres. Los sectores mejor pagados (como la tecnología, la ingeniería o la alta dirección) siguen dominados por hombres, mientras que las mujeres siguen siendo mayoría en sectores más precarizados, como la educación, la sanidad o los servicios sociales.
Además, las jornadas laborales extensas y la falta de flexibilidad impiden que muchas mujeres puedan compaginar su vida laboral y familiar sin consecuencias negativas para su carrera.
¿Qué medidas pueden revertir esta situación?
Para acabar con este fenómeno, es fundamental que las empresas:
✅ Ofrezcan promociones equitativas, asegurando que las mujeres tengan las mismas oportunidades de ascenso que los hombres.
✅ Apliquen políticas reales de conciliación, permitiendo jornadas más flexibles sin penalización.
✅ Eliminen sesgos de género en las decisiones de contratación y ascenso.
✅ Aumenten la transparencia salarial, para evitar que los sueldos femeninos se queden estancados en comparación con los masculinos.
El Gobierno también tiene un papel clave en este cambio. Medidas como la reducción de la jornada laboral, la ampliación de permisos de paternidad obligatorios y sanciones a empresas con brecha salarial son pasos necesarios para evitar que la historia se repita generación tras generación.
Conclusión: la igualdad salarial sigue siendo un espejismo
El hecho de que las jóvenes menores de 25 años cobren lo mismo que sus compañeros varones no es una victoria feminista, sino una ilusión estadística. La verdadera brecha de género sigue presente y se agrava con la edad.
Si no se toman medidas contundentes, la historia seguirá repitiéndose: las mujeres entrarán al mercado laboral con las mismas oportunidades, pero a partir de los 30 años verán cómo sus carreras quedan relegadas a un segundo plano, mientras sus compañeros masculinos siguen ascendiendo.