Multa inédita en Cataluña a Amazon por ocultar sus algoritmos laborales

La primera sanción traslada un claro mensaje: los trabajadores tienen derecho a saber cómo se les mide
Un pequeño paso para la empresa, un gran paso para los trabajadores
La Generalitat ha impuesto a Amazon una multa de 2 451 € por no informar al comité de empresa sobre los parámetros del algoritmo que calcula la carga de trabajo y mide la productividad en el centro de El Prat de Llobregat.
Este sistema automatizado decide tu ritmo, tus pausas e incluso si estás donde debes estar.
Amazon lo niega, pero ha recurrido la sanción mientras inspecciones descubrieron también restricciones abusivas al baño.
Esto no es una multa menor: es una puerta abierta a la transparencia algorítmica
La llamada Ley Rider, vigente desde 2021, obliga a las plataformas a explicar cómo sus algoritmos influyen en el trabajo.
En su punto 64.4 del Estatuto, se obliga a revelar los “parámetros, reglas e instrucciones” que afectan a productividad, horarios o decisiones laborales.
Y esta multa es la primera sanción real por opacidad tecnológica en una empresa de este nivel.
Control digital vs dignidad humana
Los sindicatos CCOO y CGT advierten que, sin información clara, los algoritmos se convierten en “cajas negras” que presionan psicológicamente.
“Miden artículo por artículo…” denuncia un trabajador en El Prat.
¿Cómo sabes si cumples objetivos si no sabes cuál es la media?
Desde luego, no puedes oponerte si no sabes cómo te están midiendo.
¿Y ahora qué? Ojo: efecto llamada
Más inspecciones ya están ocurriendo en otros centros logísticos.
La Generalitat ha dejado claro que la paciencia terminó: si los algoritmos afectan al trabajo, deben mostrarse.
¿Qué puedes hacer tú como trabajador?
- Habla con tu comité o delegados y exige transparencia.
- Pregunta por escrito qué mide el algoritmo y cómo afecta tu jornada.
- Si no hay respuesta, denuncia ante Inspección de Trabajo.
La tecnología no puede usarse para vigilar sin tu conocimiento.
Reflexión final
Esta multa demuestra que la era digital no puede avanzar a costa de la opacidad.
Los algoritmos deben servir a los trabajadores, no servir para controlarlos a escondidas.
Y esta es solo la primera batalla: la segunda será exigir claridad y derechos en cada clic y cada paquete.