PortAventura: la magia no paga las facturas

Trabajadores en huelga denuncian sueldos de miseria, sobrecarga y condiciones indignas mientras la empresa hace caja con miles de visitantes en plena Semana Santa.
El 19 de abril la fantasía se rompió en mil pedazos: lo que debía ser uno de los días más rentables del parque acabó convertido en un grito colectivo de hartazgo.
Los trabajadores se plantaron. Y esta vez, de verdad.
Detrás de las sonrisas, los espectáculos y la adrenalina, hay una realidad que nadie quiere ver: salarios congelados, convenios caducados y una plantilla al borde del colapso.
El 65 % de los empleados cobra el Salario Mínimo Interprofesional mientras el parque factura millones.
Explotación bajo focos de colores
Los sindicatos llevan meses advirtiendo:
- Jornadas interminables.
- Cambios de turno sin aviso.
- Funciones que no se corresponden con el contrato.
- Descansos que no se respetan.
Aun así, la empresa presiona, ignora y maquilla.
Quieren un nuevo convenio y condiciones dignas. Pero, sobre todo, quieren dejar de ser invisibles.
La huelga que hizo temblar la taquilla
La dirección intentó aguantar: abrió con servicios mínimos y algunas atracciones en marcha.
Pero el golpe ya estaba dado: suspendieron la venta de entradas online y estalló un caos de imagen pública en la semana más lucrativa del año.
Más del 80 % de la plantilla secundó la huelga: histórica, contundente.
¿Y ahora qué?
Los trabajadores anuncian nuevas movilizaciones para 1 y 2 de mayo. No se rinden: si no hay acuerdo, seguirán luchando.
Porque PortAventura no funciona con magia; funciona con trabajo, sudor y personas.