Trabajadores de Airbus se enfrentan a la cárcel por protestar

Piden hasta tres años y medio de prisión por su participación en las movilizaciones de 2021 en Puerto Real
¿Defender tu puesto de trabajo es ahora un delito?
Tres trabajadores de la antigua planta de Airbus en Puerto Real se enfrentan a penas de hasta tres años y medio de cárcel. La Fiscalía los acusa de presuntos delitos durante las protestas laborales que estallaron en 2021 tras el anuncio del cierre de la planta.
En plena pandemia y con centenares de empleos en juego, los trabajadores salieron a la calle para defender su sustento. Hubo cortes de carreteras, manifestaciones y una gran movilización sindical. Ahora, casi tres años después, lo que podría haber sido una medalla por luchar por sus derechos se ha convertido en un juicio penal.
¿Quién está criminalizando la protesta?
El caso ha levantado una ola de indignación. Los sindicatos denuncian que la justicia está sirviendo como herramienta de represión contra la clase trabajadora, castigando a quienes alzan la voz mientras se protege a las grandes empresas que cierran, despiden o incumplen convenios.
Los acusados eran parte activa del comité de empresa y participaron en piquetes y actos de protesta. Se les imputan delitos de desórdenes públicos y daños, pese a que no consta que causaran lesiones ni atentaran contra personas.
Un precedente muy peligroso
Este juicio no es solo un ataque a tres personas concretas. Para muchos colectivos obreros, es un intento de asustar a toda la clase trabajadora y desmovilizar futuras protestas. Si cada huelga puede acabar en penas de prisión, ¿quién se atreverá a salir a la calle?
“Lo que se está juzgando aquí no es la violencia: es la dignidad de un colectivo que luchó por no ser arrojado al paro.”
Reflexión crítica
En vez de perseguir a quienes deslocalizan fábricas, destruyen empleo y se llevan los beneficios, se sienta en el banquillo a quienes pelean por conservar un salario y un futuro.
¿Hasta dónde vamos a permitir que se criminalice la protesta laboral? ¿Acabaremos viendo cómo encarcelan a quienes luchan por un convenio, una paga extra o una plantilla digna?
La solidaridad con estos trabajadores no es solo necesaria, es urgente. Hoy son ellos. Mañana puede ser cualquiera.