Trabajar en un crucero: la otra cara del “sueño” marítimo

lunes, 21 de julio de 2025

Jornadas sin descanso, salarios bajos y nula protección sindical: así es la vida laboral a bordo


Viajar por el mundo rodeado de lujo, mar y aventura. Así venden las grandes compañías la experiencia de trabajar en un crucero. Pero bajo la cubierta reluciente y los camarotes con vistas infinitas, se esconde una realidad muy distinta para miles de trabajadores, especialmente los provenientes de países como Filipinas, India, Honduras, Colombia o Perú.

Hasta 12 horas al día, 7 días a la semana, durante meses sin descanso

Los contratos suelen durar entre cinco y nueve meses. Durante ese tiempo, no hay días libres ni descansos remunerados. Las jornadas laborales son maratonianas: entre 10 y 12 horas al día, los 7 días de la semana. Al finalizar el contrato, los trabajadores regresan a sus países con dos meses de “descanso”, pero no remunerado.

Los sueldos dependen del puesto, pero oscilan entre 900 y 1.100 dólares al mes, lo que equivale aproximadamente a 750-950 euros. Una cifra baja para las exigencias del trabajo, pero que les permite ahorrar más que en sus países de origen, ya que la empresa cubre el alojamiento y la comida a bordo.

La distancia con la familia y la soledad a bordo

“Vivo en un barco de lujo y viajo por el mundo. Pero no se imaginan lo que realmente implica”, confiesa Helena, una joven colombiana que trabaja en la tienda de uno de estos cruceros. Aunque ha visitado 16 países, la distancia con su familia es el mayor reto. Las llamadas por videoconferencia existen, sí, pero los horarios y las condiciones lo hacen difícil.

Las cabinas de los trabajadores están en las cubiertas más bajas, suelen ser estrechas, compartidas y sin ventanas. La privacidad es mínima, y la vida social se limita a zonas comunes reservadas para la tripulación. A pesar del entorno paradisíaco, la sensación de encierro es una constante.

Sin sindicatos, sin derechos reales, sin futuro garantizado

En los cruceros no hay representación sindical ni mecanismos claros para defender derechos. Las condiciones laborales están sujetas a lo que marcan las navieras, y muchas veces ni siquiera se cumplen los estándares del Convenio sobre el Trabajo Marítimo.

  • La protección social se limita a lo imprescindible: asistencia médica básica y descanso mínimo.
  • No hay prestaciones por maternidad, ni garantías de indemnización en caso de accidente.
  • El derecho a huelga no está reconocido, y una mala evaluación puede significar la pérdida de futuros contratos.

    ¿Vale la pena sacrificarlo todo por ahorrar un poco más?

Trabajar en un crucero puede parecer una salida laboral tentadora para muchos jóvenes de países con pocos recursos. Pero tras ese “sueño” flotante, hay un modelo laboral que roza lo inhumano: sin descansos, sin derechos y con total impunidad para las empresas.
En AlertaTrabajo.com queremos dar visibilidad a estas realidades que rara vez aparecen en los folletos de reclutamiento. Porque el trabajo digno no debería depender de tu pasaporte ni del océano que cruces.

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