Subrogado… y engañado: cuando la nueva empresa no viene a mejorar, sino a recortar

Convenios rotos, condiciones cambiadas sin avisar y firmas manipuladas: lo que muchos trabajadores no saben hasta que ya es tarde.
En el papel, la subrogación parece una garantía: si cambian de empresa en tu centro de trabajo, tú sigues igual. Conservas la antigüedad, el puesto, las condiciones. Así debería ser. Pero en la práctica… es otra historia.
Cada vez son más los trabajadores que, tras un cambio de empresa, ven cómo su convenio cambia “misteriosamente”, sus funciones se alteran y sus condiciones laborales se diluyen sin que nadie lo haya explicado con claridad.
La artimaña del “servicio separado”
Una de las tácticas más habituales hoy es dividir artificialmente los servicios que antes formaban parte de un mismo bloque. Lo que antes era “todo el edificio” ahora son “tres servicios distintos”. ¿El objetivo? Aplicar convenios diferentes. Y sí, siempre el más bajo.
Te dicen que no pasa nada. Que el nuevo convenio también es subrogable. Que todo sigue igual. Pero tú ya estás fichando con otro código, con otro supervisor, con otra categoría… y un día, te enteras de que ya no perteneces al mismo sitio. Y nadie te avisó.
Cambios encubiertos: cuando te hacen firmar tu propio retroceso
Otro truco habitual: hacerte firmar un “acuerdo de adscripción” o un “parte de funciones” sin explicarte que ese papel puede suponer un cambio de convenio, de horario, de jornada o de categoría.
Lo hacen deprisa. En la oficina. “Firma aquí, es solo un trámite”. Tú firmas. Y acabas perdiendo derechos sin saberlo.
Las reuniones eternas: cuando el jefe necesita convencerte a cualquier precio
Otro método sutil pero efectivo: alargar las reuniones hasta el agotamiento, llenarte de explicaciones técnicas, dar vueltas y más vueltas… para sembrarte la duda. Te marean durante horas con frases como:
- “Esto es legal, no te preocupes.”
- “Si no aceptas, pondrás en riesgo a tus compañeros.”
- “No es un cambio, es una adaptación.”
Y cuando llevas tres horas de charla, sin asesoramiento legal, sin claridad… acabas cediendo. Y eso es exactamente lo que buscaban.
El miedo al despido: el arma invisible
Muchas veces no hay ni papeles ni reuniones: hay silencios. Hay miradas. Hay un jefe que insinúa que si no firmas, podrías no tener sitio. Que hay que reestructurar. Que “la empresa tiene sus límites”.
Y en un entorno de precariedad, donde el empleo no abunda, muchos firman por miedo. Y ese miedo, aunque no esté escrito, es una herramienta de presión brutal.
Los convenios, ese laberinto
Las empresas saben que la mayoría de trabajadores no lee el convenio. Ni el anterior ni el nuevo. Y lo aprovechan. Porque entre cláusulas, tablas salariales y disposiciones finales, se cuelan recortes que te afectan… y tú ni los ves.
Hay centros de trabajo donde el nuevo convenio supone hasta 150 € menos al mes. Donde los pluses desaparecen. Donde los descansos se reducen.
Desde Alerta-Trabajo decimos: cuidado con lo que firmas y con lo que no te dicen
Si te van a subrogar:
- Pregunta qué convenio se te va a aplicar.
- Solicita copia de ese convenio.
- No firmes nada sin entenderlo.
- Exige que te informen por escrito.
- Consulta con asesoría laboral antes de aceptar ningún cambio.
Y si ya lo has firmado y notas cambios raros, busca asesoramiento laboral. Denuncia si hace falta. Porque hay prácticas que son perfectamente denunciables ante Inspección de Trabajo.
La subrogación es un derecho. No una excusa para recortar.
Que no te confundan con tecnicismos ni con promesas vacías.
Porque hoy en día, lo encubierto es la nueva forma de explotación.